domingo, 30 de diciembre de 2012
Pasito a paso-
Desde que llegué a Sierra Grande, luché por levantar primero, luego mantener y adelantar esta propiedad. No es para nada fácil, hay que ir de pasito en pasito.
Pero revocar, agregarle dos hileras de bloques más en altura y luego pintar, nos ha llevado, con mi hijo, a obrar pacientemente.
Esta esquina que era sin paredones, llena de yuyos y cardos rusos, de tierra agreste y seca, con perseverancia me dio frutales, algunas plantas de adorno, hierbas aromáticas y sobre todo paz.
Que llegue el momento de regar mis plantas es una satisfacción y alegría que no da lugar para rememorar lo que costó, para que pasara de tierra inculta a un lote cuidado, con buena sombra y linda presencia.
Riego y mientras observo el cielo, un trocito de cielo para mí. Allá arriba se puede ver volar en círculos algún cóndor, mientras las calandrias con su parloteo alegran y distraen.
Doy gracias a Dios, por este regalo.
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